3 de noviembre de 2010

Las ánimas comen y se van

Siéntate junto a mí en la arena y apaga las luces. ¿Sientes la cercanía del oleaje? Acércate más al fuego y veme a los ojos. Voy a contarte un poco de lo que sucede en el Mayab el día de muertos.

[cambiemos el tono por uno más cercano]

Nadie como México para celebrar la muerte. 
Nadie como México para celebrar comiendo.

En Yucatán lo que se celebra es Hanal Pixán (o Janal Pixán): comida de ánimas. El 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre los que se han ido regresan a merendar. El 31 de octubre se dedica a la memoria de los niños. El 1 de noviembre a los adultos y el 2 de noviembre es el día de todos los santos como en el resto del país.

Si eres mexicano sabes que en estas fechas juegan juntos el recuerdo, la nostalgia, lo tétrico y la celebración.

La tradición sincrética (maya-católica) del Hanal Pixán está mucho más arraigada en las comunidades mayas y en general en el interior del estado, pero también en la capital los muertos se aproximan. Mérida, he visto tus altares de memoria precolombina y tus tamales enterrados, y los pixanes* jugando en los patios.

En las casas se pone un altar. En él se coloca comida típica de noviembre: atole, pibes (tamales grandes enterrados u horneados con hojas de plátano); mandarinas, naranjas, jícamas y otras frutas; dulces de coco, pepita de calabaza y papaya; elotes pibinales (cocidos bajo tierra); platos favoritos de las ánimas en cuestión: relleno negro, chocolomo, tamales torteados; aguardiente y cigarros al gusto de los difuntos. Algunos les ponen delicias del centro del país como pan de muertos y calaveritas. Alrededor las flores, veladoras, y las fotografías de los amores recordados. 






A veces se coloca también un altar más sencillo, con comida y agua, junto al principal. Es el altar del alma solitaria, quien no tiene familiares en la tierra.

Las mujeres suelen reunirse a preparar los pibes y luego a rezar. Las ánimas sólo toman el aroma o "la gracia" de las ofrendas. Los sabores se quedan en el paladar de los vivos. 

Los niños llevan una cinta roja o negra en la muñeca derecha, para no ser raptados por los pixanes.

Ocho días después, en "la octava", se hace una celebración con comida. Este es el último día que las ánimas están aquí. Luego se van a donde nadie sabe. Los vivos deben preocuparse por atenderlas con todo cariño y dedicación, o podrían no querer volver a este mundo el año siguiente.

Veo el esmero ingenuo en los altares. La dulce negación del adiós definitivo. La anciana en la mecedora de puerta esperando sentir el vapor de los difuntos. Me parece que los papeles no están claros. ¿Quiénes son los que no quieren ser olvidados? ¿Quiénes los que en realidad pierden la memoria? Ellos son nosotros. Sospecho que son los que se han ido quienes nos olvidan. Nuestros dobles. Vemos en ellos la memoria que no queremos perder. Nosotros somos los deseosos, los que no olvidan, los que no quieren ser olvidados. Quienes nos aferramos a las historias que se han ido. Nosotros somos ellos. Todo esto es un asunto de memoria. Ellos son nosotros. Me temo que todo se trata de un juego adulto de amigos imaginarios. Esto es un festejo a nuestros dobles hechos muerte.

Una idea irracional repentinamente ronda cerca.


Bisabuela.


Mi casa ingrata no tiene altares.


Bisabuela, si vienes, dame un beso.
Cuéntame algo sobre la eternidad.
Bisabuela, no me olvides.


En un mundo alterno doña Narcisa en persona llega con su risa insolente y maravillosa. Nos miramos a los ojos, como antes. Decimos quedito al mismo tiempo, con la misma boca

Olvidarte nunca.






*Pixán (pishán): ánima, vida, aliento, todo lo que nos mueve.


2 personas hablaron:

un caso serio,, dijo...

"nadie como méxico para celebrar la muerte"
es crudo y sublime a la vez.
saludos

Canela dijo...

Hola! Sí.. me parece que es crudo celebrar la muerte en un país con tantos asesinatos e impunidad. Celebramos el día de muertos en medio del país ensangrentado.

Gracias por comentar, saludos!